Estoy en casita, enferma, esperando que mi garganta me deje volver al mundo. Cuando estoy en él parece pequeño y rutinario, pero ahora desde la frontera que no te deja pasar al mundo en el que todos están, se ve lleno de aventuras, de posibilidades y el diario tedioso se convierte en una fiesta de sorpresas, de grandes retos a conquistar. Desde la enfermedad, se descubre la vida diaria, esa que arrastramos como un bolso lleno, como la aventura que nos descubrirá algo estupendo, que estamos vivos y sanos, que la gente nos quiere en la calle, duchaditos, bien vestidos, ocurrentes y con las quejas y los lamentos bien guardados. Vivimos en este mundo, y todos tenemos que ser guapos, sanos y a ser posible medianamente alegres con el gasto. Pobre del que comience a formar parte de cualquier submundo de este fantástico mundo.
1 comentario:
eso del bolso bien cargado......
me recuerda a alguien.....
a veces necesitamos pasarnos al otro lado de la barrera y ver el espectáculo... a veces bochornoso, a veces de oreja, y que corra el aire y desfile lo que ya no podemos asumir en la espalda... o en las tripas...
nadie nos va a curar porque si... depende de osotros... y los arrumacos y mimos de los cercanos...
besitos que este finde te queremos reponía...
alfredo.
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