Esta película, refleja de manera precisa y sobre todo, real, la lucha del día a día de las mujeres. Además de ser el homenaje, que a mi me hubiera gustado hcerle a mi ama. Ahora, que mi vida, tiene colores un poco oscuros, en lo referente al trabajo, el mes de junio se acaba mi prestación por desempleo. Soy una mujer de 48 años, con un hijo de cinco, y sin más ingresos que los mios. En la busqueda de solución, estoy barajando abrir una pequeña tienda en el barrio. Pero el dinero, se cuenta y se acaba de contar. Estudie, gracias a que mi hermana trabajaba, cuando mi padre murío, yo tenía 20 años y mi hermana pago mi matrícula. Trabaje, como muchas otras amigas, limpiando casas y cuidando niños, mientras estudiaba en la universidad por las tardes. Un año en paro, en una época oscura en Euskadi, con toda la reconversión industrial de los 80, fue mi inicio en la vida como mujer licenciada. En 1989 la luz apareció en forma de trabajo, mi ama y yo, vivimos aquel primer empleo como un gran premio a la lotería. Casi seis años después, y tras año y medio en el paro, comencé a trabajar en polítca, en la organización, no en cargos públicos. Primero buen momento, más tarde malos resultados, fuí un año a trabajar a Valencia, y no me acostumbre a estar lejos, volví. LLegamos a gobernar, y yo a ser secretaria de Consejero. Aprendí mucho, y trabaje mucho. Las carambolas me llevaron a ser concejala, no por meritos, sino porque nadie más quería. Llegaron muy malos resultados y la estructura cayó y el paro volvío. Ahora, el pensar que el dinero me llegue, me anima cada día, y cada día, me asusta. Vuelvo a hacer trabajo doméstico, trabajo que engrandece, porque ayuda a ir a la carniceria, o la fruteria, como otros muchos.
Sirva esta película, para recordar que muchas mujeres, sentimos que nuestra vida, es plena, a pesar del paro, pero necesitamos vivir dignamente, porque para ello llevamos luchando algunos cuantos años.
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