martes, junio 28, 2011

Estoy en Lanbide

Bueno, pues llego ese momento tan temido por muchissimas de nosotras en este tiempo de crísis, me he quedado en el paro, bueno decía un compañero que es más fino decir que estoy apuntada en Lanbide. Casi un mes, me dicen que hasta setiembre de vacaciones, tendré que hacer caso pero el cuerpo me dice que estoy agobiada, que no me he desacostumbrado a trabajar, y que si hablo con gente relacionada con la política, no sé si quiero colaborar con ellos o abrirles la cabeza. Por qué no somos capaces de arreglar nada, por qué no somos capaces de denunciar algo, por qué no somos capaces de tener la confianza de la gente.
Mi historia, que a nadie le importa una mierda, pero como la escribo yo, pues hay va. Estudie la especialidad de PUBLICIDAD en lugar de Periodismo, cuando me di cuenta mediados los ochenta en plena crisis industrial de Bizkaia, que era díficil vivir de eso. Pero la suerte sonrio y consegui trabajar como secretaria en la delegación de la revista tiempo por estar licenciada, situación muy propicia para vender espacios, como haría cualquier buen comercial. Pero hay amigas, llego un señor amigo de un director de Madrid, y tras algunos especiales y varias excursiones con grandes comerciales madrileños y de otras comunidades, pase a ser la secretaria de este señor de murcia. Y cuando se acabo el poder político y de influencia, eso creía algún panolis, de los semanarios, me fui al paro, pero al paro paro, que entonces no había lanbide.
Me afilie a una organización, por supuesto de izquierdas, que estaba creciendo y prepare unas pruebas para formar parte de su estructura como secretaria, es lo que tenemos las mujeres que secretarias nacemos, al igual que criadas, enfermeras y maestras.
Y así han pasado casí quince años, de vacas flacas en ocasiones y de gordas en otras. He tenido todo y todo lo he perdido, como la canción. He ganado mucho y con ello me voy, esta organización me ha permitido cuidar a mi ama de una manera excepcional y en estos años ha venido a mi vida el regalo que nada, ni nadie superará jamas, mi hijo. Pero todo llega a su fin, qué me hubiera gustado que muchas cosas hubieran sido diferentes, sí, pero no ha estado en mi mano o no he tenido la valentia para que así sea. En mi cuento si ha habido cigarra, pero la hormiga no ha tenido la oportunidad de cerrarle la puerta, sino que sigue comiendose la despensa, de varias hormigas que ahora están los lunes al sol.