jueves, enero 31, 2013

Autoempleo

Esta película, refleja de manera precisa y sobre todo, real, la lucha del día a día de las mujeres. Además de ser el homenaje, que a mi me hubiera gustado hcerle a mi ama. Ahora, que mi vida, tiene colores un poco oscuros, en lo referente al trabajo, el mes de junio se acaba mi prestación por desempleo. Soy una mujer de 48 años, con un hijo de cinco, y sin más ingresos que los mios. En la busqueda de solución, estoy barajando abrir una pequeña tienda en el barrio. Pero el dinero, se cuenta y se acaba de contar. Estudie, gracias a que mi hermana trabajaba, cuando mi padre murío, yo tenía 20 años y mi hermana pago mi matrícula. Trabaje, como muchas otras amigas, limpiando casas y cuidando niños, mientras estudiaba en la universidad por las tardes. Un año en paro, en una época oscura en Euskadi, con toda la reconversión industrial de los 80, fue mi inicio en la vida como mujer licenciada. En 1989 la luz apareció en forma de trabajo, mi ama y yo, vivimos aquel primer empleo como un gran premio a la lotería. Casi seis años después, y tras año y medio en el paro, comencé a trabajar en polítca, en la organización, no en cargos públicos. Primero buen momento, más tarde malos resultados, fuí un año a trabajar a Valencia, y no me acostumbre a estar lejos, volví. LLegamos a gobernar, y yo a ser secretaria de Consejero. Aprendí mucho, y trabaje mucho. Las carambolas me llevaron a ser concejala, no por meritos, sino porque nadie más quería. Llegaron muy malos resultados y la estructura cayó y el paro volvío. Ahora, el pensar que el dinero me llegue, me anima cada día, y cada día, me asusta. Vuelvo a hacer trabajo doméstico, trabajo que engrandece, porque ayuda a ir a la carniceria, o la fruteria, como otros muchos.
Sirva esta película, para recordar que muchas mujeres, sentimos que nuestra vida, es plena, a pesar del paro, pero necesitamos vivir dignamente, porque para ello llevamos luchando algunos cuantos años.

lunes, enero 28, 2013

Yo también tengo un problema patológico

Hace unos años, unos cuantos, inicié, la que hasta la fecha ha sido mi última etapa laboral, en un sector difícil de encajar; como le dices al responsable de encajonarte laboralmente, sea en  el sindicato, en la seguridad social... que trabajas en política, en si, y para la mayoría aplastante de la población, es una contradicción. Pero lo siento, yo he trabajado, he intentado que mi labor tuviera un resultado, dentro de una maquinaria, que en este momento y en este país, esta compuesta por un grupo de personas, que, no tienen ninguna credibilidad.
La vida tiene un muy buen reflejo en la política, se juega y manipula, con los intereses y sobre todo, y más grave, con las emociones y los sentimientos de las personas, de una manera muy perversa. Todos tenemos la misma fe, todos los del mismo partido u organización, defendemos los mismos principios, todos y todas estamos arropados por las siglas que nos definen y etiquetan; pero cuidado el traje no nos hace burgueses, ni el buzo obreros.
Dice el protagonista deMartín Hache, que la patria son los amigos y que hasta su falta se pasa; yo en mis años en la política he creido que tenía amigos, que me acompañarían el resto de mi vida, fuese donde fuese e hiciese lo que hiciese, era mentira, sólo siguieron a quienes nunca les cuestionaron lo que hacían; cuestionar, preguntar y querer verdad en determinado momento, se convierte en traición.  Bueno eres traidor, cuando los tuyos creen que iras a otra organización o partido; cuando sigues desde la misma lucha y con ideales, que es difícil cuestionar a personas, que no han vivido nunca de la política, pidiendo respuestas, entonces tienes un problema patológico. Yo he vivido de la política, he estado asalariada en una organización política. He traicionado a los mios, deje todo cuando deje de cobrar. Todo coincidió con un caso de presunta corrupción, que a día de hoy, no esta aclarado.

domingo, enero 27, 2013

El paso del tiempo

Hoy he tenido una conversación con un amigo de hace unos cuantos años, él y yo no nos hemos visto durante mucho tiempo, pero seguimos hablando el mismo idioma; ahora por actividades de nuestros hijos, nos vemos todos los fines de semana, y hablamos y pensamos, como hace casi 20 años. Pero, en la charla de esta tarde, que me ha llamado rapidamente, cuando ayer le envíe un mensaje, para pedirle un favor para una amiga; hay amigos que veo con más frecuencia, pero que ante la petición de favores, son más reticentes, cosas de la vida o cosas del querer, que no tienen fin ni principio.
Bueno, hemos comentado, sobre amigos comunes y como han cambiado con el paso del tiempo, como de repente, puede pasar con la persona que vives, hay un día que una reacción, te pone en alerta y dices, no es él, o no es ella. En aquellos maravillosos años, no sabemos si ya eran así y nosotros teniamos intereses diferentes, o de verdad eran como creíamos y el tiempo les ha vuelto del revés.
De todas formas, aquellos años, en el recuerdo, tienen momentos, busquedas, quereres no correspondidos, confidencias que reconfortaban el alma, sensaciones que hacían imprescindibles a aquellas personas, que aún estando cerca, y no en un retrato en sepía, han tomado caminos diferentes; y lo que es más curioso, no se acuerdan de como eras tú, no se dan cuenta: a pesar del paro, del fracaso, de no conservar amigos influyentes, sigo siendo la misma, que quería estar con ellos, con devoción, con sensación de que el tiempo existía para estar en su compañía.
Por el recuerdo, y por la presencia real de los que entonces estaban y ahora están; y de las que han llegado para quedarse, la vida merece mucho la pena.

jueves, enero 17, 2013

Cumpleaños con recuerdo

Hoy 17 de enero, es el cumpleaños de mi única hermana y de la única tía de mi hijo. Es mi hermana mayor, no por muchos años, pero si por ser esa conciencia picajosa y antirevolucionaria, papel ejercido por las amas, y que ella ha asumido. Cuando empece a trabajar, entre las tres marías, como le gustaba llamarnos a mi padre, nos regalabamos flores, cuando ama murío perdimos la costumbre, que yo retomé de nuevo. Siempre he ido a la floristeria de Bilbao, a la que iba mi padre Flores Adela, hace unos cuatro años, las dueñas, Adela y su hermana Alicia, dejaban el negocio, después de casi 50 años, con 84 años Adela, tomaba el testigo, la hija de Alicia, Gloria, que me decía que se habían jubilado sin avisar ni comunicárselo a nadie. Justo antes de las últimas fiestas de navidad he visto que en su local de la calle Ercilla, junto a El Corte Ingles, han abierto un comercio de estética.
Ahora, que en esta ciudad tenemos al mejor alcalde del mundo, que basa su política en abrir en festivos y en poner trabas a cualquier negocio, que no se ponen en otros ayuntamientos vizcainos, ahora que los negocios que inauguran las autoridades locales son sucursales de grandes superficies con horario ilimitado, quiero recordar a esas mujeres, emprendedoras de verdad, que han vivido para su negocio, sin hacer alarde de ello, porque atender y cuidar a los clientes, era una forma incuestionable de buena educación y de mejor hacer. Cuando mi padre murío, él siempre iba a Flores Adela, su trabajo en la estación del Norte de Bilbao, en aquellos años, iba acompañado de muchos accidentes laborales, siempre había una pasada de gorra, para la viuda del guarda agujas y siempre se hacía o se ponía algo más para que no faltase una corona. En aquel tiempo, las mercancías, y también las flores llegaban por tren, nosotras decidimos encargar unas flores en esta floristeria bilbaína. Cuando se les dijo quien había muerto y a que dirección enviar las flores, no cobraron, en recuerdo y memoria de mi padre. Desde ese momento, cada vez que para celebrar alegrias, nacimientos, cumpleaños, o tristezas, la perdida de seres queridos; mi visita a Adela, era un momento de conversación y ayuda. Adela, me ayuda a llenar la iglesia de San Vicente de flores cuando ama muríó. Un año después de su jubilación, me encontre con Alicia en el metro, Adela había muerto después de una corta, pero terrible enfermedad.
Hoy, que me planteo abrir un pequeño negocio, en mi barrio, espero que el buen saber de mujeres como Adela, me guié y me permita, no fracasar en el intento.
Mi hermana, este año, no ha tenido flores.